Con respecto a las termas orientales, que constituyen uno de los edificios de este tipo mejor conservados de la península, hasta la fecha se han documentado tres grandes salas de planta rectangular, distribuidas en sentido este-oeste. En primer lugar, la sala fría que dispone de un pavimento musivo con grandes teselas de color blanco y con su correspondiente piscina de agua fría de planta cuadrada, con varios peldaños y un asiento, que se adentra en la siguiente sala que es la templada.
Desde ésta, a través de una estrecha puerta de la que se conserva parte del arco, se accede a la tercera sala que es el caldarium o sala caliente que se conserva con una altura de más de dos metros y con numerosas taquillas. Esta sala funcionaba como una auténtica sauna al tener un suelo radiante y una pequeña piscina o alveus de agua caliente adosada al muro sur y también un ábside en el centro del muro oeste que se puede identificar con la schola labri, que estaba cubierta con un gran arco de medio punto y media cúpula decorada en forma de venera y pintada en parte de color rojo, a la que se le ha colocado una estructura metálica de acero para asegurar su estabilidad. Resulta de gran interés la localización en esta schola labri del correspondiente labrum o fuente que estaría colocada sobre un basamento de obra en su parte central, que se ha conservado parcialmente. Estas termas orientales debieron construirse en la primera mitad del siglo I d.C.
Fuente: MARILUZ ARIZA | Diario de Córdoba, 17 de abril de 2017
Fotos por gentileza de Torreparedones Parque Arqueológico
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