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Gobernó Pakistán durante dos legislaturas y marcó un hito en la Historia al convertirse en la primera mujer que dirigió la vida pública de un país islámico. Su coraje tuvo como consecuencia un dramático asesinato en 2007.
Comparativa de la caja torácica del Homo neanderthalensis (izquierda), el Homo sapiens y la superposición de ambos. La reconstrucción virtual muestra cómo las costillas del Homo neanderthalensis se adhieren a la columna vertebral hacia adentro, forzando una postura aún más vertical que en los humanos modernos / Nature Communications. Un equipo internacional de científicos, liderado entre otros por el investigador de la Universidad del País Vasco, Asier Gómez-Olivencia (izquierda), ha reconstruido en 3D el tórax de un neandertal y el resultado dista mucho de la imagen estereotipada del cavernícola con pecho en forma de barril: los neandertales caminaban más erguidos y tenían una mecánica de respiración sorprendentemente distinta a la de los Homo sapiens. El trabajo, que se publica en Nature Communications, ha contado con la colaboración de la investigadora del Ono Academic College de Tel Aviv (Israel), Ella Been (derecha).
Para crear el modelo virtual, los investigadores utilizaron tomografías computerizadas de los huesos del esqueleto neandertal Kebara 2, los restos de un varón joven apodado 'Moisés' que murió hace unos 60.000 años y que fue descubierto en 1983 en el yacimiento israelí de Kebara (Monte Carmelo).
Aunque nunca se encontró el cráneo (probablemente fue retirado como parte de un ritual funerario), el esqueleto conservaba todas las vértebras y costillas, además de otras regiones anatómicas frágiles como la pelvis o el hueso hioides, lo que le convirtió en el esqueleto con el tórax más completo del registro fósil neandertal.
Fotografía de un molde del esqueleto neandertal de Kebara 2 tal y como fue encontrado. Autor: J. Trueba/Madrid Scientific Films. En 2017, este mismo equipo de científicos hizo unareconstrucción virtual de la columna vertebral de Kebara 2, lo que supuso el primer paso para actualizar las teorías de la biomecánica neandertal. Ahora, casi dos años después, han reconstruido el tórax de este individuo, la cavidad que alberga el corazón y los pulmones. «Determinar la forma del tórax es clave para entender cómo se movían los neandertales en su entorno porque nos da información sobre su respiración y equilibrio», explica Gómez-Olivencia.
Desde que en 1856 aparecieron las primeras costillas de esta especie humana, el debate sobre la forma de su tórax ha sido constante y variable. «Por eso Kebara 2 es tan importante: es el que tiene las costillas y las vértebras más completas y el que puede desvelarnos todas las diferencias morfológicas del tórax entre los neandertales y nuestra especie, el hombre moderno», detalla a Efe el paleontólogo español de la UPV/EHU.
Los neandertales habitaron Europa Occidental y Asia Central durante más de 200.000 años en periodos de glaciares e interglaciares y, durante ese tiempo, neandertales y sapiens no solo compartieron espacios comunes, sino que tal y como han demostrado diversos estudios de ADN, también llegaron a cruzarse.
«Los neandertales están estrechamente relacionados con nosotros, con complejas habilidades culturales muy parecidas a las de los humanos modernos, pero su forma física es distinta a la nuestra en aspectos importantes. Entenderlas nos permitirá entender mejor nuestro propio camino evolutivo», sostiene Patricia Kramer, antropóloga de la Universidad de Washington y coautora del trabajo.
Para recrear el modelo tridimensional del tórax de Kebara 2, los investigadores escanearon una a una todas las vértebras y las costillas del esqueleto y luego las ensamblaron en 3D. A continuación, compararon las imágenes de los huesos de neandertal con escáneres médicos de hombres modernos actuales. La reconstrucción, unida al estudio previo de la columna vertebral, «permitió ver que las diferencias entre el tórax humano moderno y el neandertal son sorprendentes», subraya Gómez-Olivencia.
El modelo mostró que su columna vertebral era del mismo tamaño, pero más estable y erguida que la del sapiens, lo cual «fue toda una sorpresa, y que el tórax neandertal es más ancho en la parte inferior que el de los humanos modernos», destaca el investigador. «Este individuo nos dice que los neandertales respiraban de una manera distinta. Tenían los mismos mecanismos que nosotros, pero los usaban de manera distinta: ellos dependían más del diafragma para respirar y menos de la caja torácica, tenían mayor capacidad pulmonar». Estos resultados, además, «son coherentes con estudios previos publicados por Markus Bastir y Daniel García-Martínez (coautores de este estudio e investigadores del grupo de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales) que señalaban que los neandertales tenían una capacidad pulmonar un 20% superior a la nuestra», subraya.
El estudio es la culminación de 15 años de investigación sobre el tórax neandertal, pero «todavía queda mucho por hacer», advierte el paleontólogo español.
El siguiente reto es determinar si en el tórax neandertal era distinto según el sexo (bimorfismo sexual), tal como ocurre en el hombre moderno, y reconstruir el punto de unión entre el brazo y el tórax neandertal para ver cómo se articula mecánica y morfológicamente con el resto del cuerpo, concluye.
'Solo cenizas: cuatro tumbas perdidas' es el título de la exposición que acoge el Museo Arqueológico de Linares (Jaén) para presentar los últimos trabajos arqueológicos que se han llevado a cabo en el conjunto arqueológico de Cástulo y los resultados obtenidos. La delegada del Gobierno, Ana Cobo, acompañada por la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar, y por el comisario de la muestra, Marcelo Castro, ha visitado este martes esta exposición que se podrá ver hasta el 30 de noviembre con la recreación de cuatro tumbas y sus ajuares.
Cobo ha explicado que la erosión provocada por las lluvias dejó al descubierto distintos vestigios de interés arqueológico en la pared de una profunda cárcava, que se había abierto en los últimos años junto a la vía del ferrocarril, "lo que llevó a la Consejería de Cultura a poner en marcha una excavación arqueológica por el procedimiento de urgencia para salvar el inminente peligro de pérdida de los bienes arqueológicos afectados", según ha informado la Junta en una nota. "Esos trabajos, que se han desarrollado durante el pasado mes de agosto, nos han permitido documentar la presencia de cinco tumbas de época romana, y la recuperación exhaustiva de aquellas cuatro que estaban en una situación crítica para su conservación y que hoy se muestran", ha añadido Cobo.
Estas tumbas, en su día, formaron parte de una necrópolis romana --datada en torno a mediados del siglo I d.C.-- más extensa que hasta ahora era desconocida, ya que los anteriores hallazgos sólo pusieron de manifiesto el uso funerario de este lugar durante época ibérica.
La intervención ha permitido reconocer la continuidad del uso funerario en este sector de Higuerones-Casablanca desde época ibérica a la romanización, e incrementa la diversidad de las prácticas funerarias durante la Antigüedad conocidas en la zona arqueológica de Cástulo.
Además, ha posibilitado realizar trabajos de consolidación en esta zona, para evitar, en la medida de lo posible, los riesgos de la erosión y reponer a su estado original la superficie del terreno. Esta exposición, que estará abierta hasta el 30 de noviembre con posibilidades de ampliación hasta diciembre, cuenta con una recreación de las cuatro tumbas y sus ajuares --a escala 1:2-- además de dos paneles explicativos de los trabajos realizados así como de los hallazgos descubiertos.