Comenzó como un trámite protocolario antes de iniciar las obras de una parte del lateral de la C-31 de Badalona, y se ha convertido, por sorpresa, en una de las excavaciones arqueológicas más importantes de Cataluña en los últimos años. Una exploración que todavía dura, que terminará este marzo y que, por el momento, ha hecho que arqueólogos e historiadores se replanteen las hipótesis vigentes sobre la ciudad romana de Baetulo, semilla de la Badalona actual.
El subsuelo badalonés aún tiene cosas que ofrecer sobre la cultura romana y el pasado de la zona, 2.000 años después. Declarado Bien Cultural de Interés Nacional, el actual barrio de Dalt la Vila y sus alrededores esconden las ruinas de lo que antaño fuera Baetulo. Y, hasta ahora, las teorías limitaban el tamaño de la villa romana a la barrera que hoy supone la autopista.
Más grande
La excavación tuvo que llevarse a cabo porque un pequeño tramo de las obras entraban dentro de la zona declarada como bien cultural. Y los estudios sobre el terreno han demostrado que Baetulo era más grande y rica de lo previsto: al otro lado de la C-31 se han hallado islas de casas, dos domus -las viviendas de las élites romanas- y un tramo del cardo maximus -una de las dos grandes vías que estructuraban los núcleos de población-. Aunque requeriría excavar más, ahora se vislumbra que la superficie urbanizada podría continuar todavía unos metros más en dirección a la Serralada de Marina.
También deja claro que Baetulo era más próspera, que no era un suburbio. Hasta ahora, se creía que el pasado romano de Badalona era humilde y sencillo, sin grandes alardes a excepción de alguna finca prominente. No obstante, al menos dos casas de ciudadanos de alto poder adquisitivo han podido ser encontradas.
Construidas al final del siglo I aC, cuentan con decoraciones murales, pavimentos, mosaicos y una de ellas, incluso, con termas privadas. “Hemos tenido mucha suerte con los resultados de la excavación, que nos permitirán conocer mejor la ciudad y replantearnos las hipótesis que barajábamos hasta ahora”, explica una de las arqueólogas del Museo de Badalona, Clara Forn.
Tres elegantes mosaicos
Inicialmente los responsables de la excavación informaron del hallazgo de un imponente mosaico en la primera domus excavada. Una obra de reminiscencias italianas, probablemente importada desde la península de la bota por la familia que habitaba la casa. La creación dataría del reinado del emperador Augusto, fundador de Barcino, época de mayor esplendor de Baetulo.
Mosaico encontrado en las excavaciones de Badalona (Museo de Badalona)
Pero las semanas posteriores trajeron más sorpresas. En el último de los cuatro sectores que plantea la excavación se ha encontrado una segunda domus con al menos 10 habitaciones, en una de las cuales afloraron más decoraciones. Se trata de otros dos mosaicos, uno con dos peces encarados y otro con una gran flor de seis puntas y motivos geométricos a su alrededor. Además, los arqueólogos han detectado pinturas murales en las paredes y estucados.
Mosaico geométrico con motivos florales encontrado en Badalona (Museo de Badalona)
La intención es que los tres mosaicos puedan ser extraídos y trasladados al Museo de Badalona, donde serán conservados y expuestos. “Normalmente no se separan elementos como estos del conjunto arqueológico, pero hablamos de un sector que difícilmente volverá a ser excavado a medio o largo plazo”, asume Clara Forn. También se harán catas en las pinturas, aunque en principio se descarta trasladarlas.
Una villa ligada a la producción vinícola
Otra aportación destacada de la excavación versa sobre la actividad económica del núcleo romano. Si bien ya se conocía que Baetulo embotellaba vino y lo distribuía para abastecer a las tropas del imperio, los hallazgos relacionados con la viña dejan claro que la villa también era un importante punto de producción. Así, durante siglos Badalona estuvo rodeada de un paisaje muy ligado a su cultivo y explotación. Como también reveló la villa romana sepultada por el AVE en la Sagrera, una de las principales fuentes de ingresos de las familias más pudientes eran los viñedos.
Consolidar los restos y tapar la excavación
La excavación concluirá el mes de marzo, a falta de toparse con alguna otra sorpresa de mayor calibre. “Cuánto más excavamos, más interrogantes se abren”, admite Forn. No obstante, el plazo de finalización es muy claro. De hecho, mientras se sigue explorando el último sector, ya se han empezado las obras de consolidación de las áreas ya documentadas.
La última etapa de la intervención arqueológica será fortalecer los restos más débiles para posteriormente taparlos con tejidos geotextiles y verter sobre ellos grava y arena hasta cubrirlos totalmente. A día de hoy cerca de una veintena de arqueólogos trabajan en la excavación, un número muy grande, apunta Forn, dado que la estructura del terreno y el modelo de trabajo lo permiten.
La construcción del lateral, en abril
Antes de abril, la empresa encargada de la excavación debe abandonar el terreno y entregarlo apto para iniciar la construcción del lateral. Las obras quedarán en manos de Dragados, el grupo que consiguió la adjudicación por casi tres millones de euros. Una vez iniciadas, las obras del vial deberían durar algo menos de un año.
La cantidad de personal implicado ha ido en aumento, precisamente, para poder dar abasto con todos los hallazgos sin incumplir los plazos de tiempo. Una vez acabe el trabajo de campo, explica la arqueóloga del museo, comenzará un estudio que se podría prolongar dos años y que analizará exhaustivamente los hallazgos para documentarlos y reescribir la historia de Baetulo.
Fuente: lavanguardia.com | 1 de marzo de 2017 | CLARA FORN, arqueóloga del Museo de Badalona
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