Como decían Las Bistec: “Griegos, Romanos, son todos humanos”. ¡Y tanto! De hecho, el periodo grecorromano se caracterizó por una representación erótica explosiva a la vista de todos en la decoración de los objetos de uso cotidianos y hasta en las paredes de casa. Solo hace falta darse un paseo por las ruinas de Pompeya, destruida por la erupción del Vesubio en el año 79 después de Cristo, para hacerse una idea. Allí, con la excusa de invocar la fertilidad y proteger las cosechas, tenías vía libre para pintar al dios menor Príapo de esta guisa al lado de la puerta del recibidor.
Priapo pesándose el miembro en el quicio de la puerta de la casa de los Vettii en Pompeya
Precisamente en Pompeya se han encontrado un montón de objetos “obscenos” que ahora se pueden ver en el “Gabinete Secreto” del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, cuyo simbolismo fálico muestra su importancia en la religión y en la superstición.
En Pompeya las tenían de piedra
La colección del “Gabinete Secreto” a penas se ha exhibido en los último doscientos años con el objetivo de esconder las impúdicas 250 obras que lo componen y entre las que podemos ver penes en vasos, pililas en ánforas, pitos en lámparas, y nabos no vegetales como adornos de jardín; además de un montón de pinturas y relieves que representan explícitamente a personas teniendo sexo entre ellas o con lo primero que pillaran, como animales o seres mitológicos.
Un Fauno a punto de inventar la canción de “La Cabra, la cabra…”
Y si hay alguien que se lo montaba hasta con las piedras, ese era Júpiter-Zeus, que aparece representado tanto con su morfología humana como en forma de animal en decenas situaciones y acompañado de ninfas y sátiros, efebos y hermafroditas dándole duro.
Europa encantada de que Zeus le haga un minotaurito
Pero las escenas calentorras no se limitaban al gran follarín del Olimpo sino también a la gente común echando el casquete de los sábados en escenas eróticas cotidianas.
Una pareja metida en faena en un fresco de la Casa del Centenario de Pompeya
Ya en el mundo griego los ritos orgiásticos formaban parte de cultos invocadores de la fertilidad relacionados con el culto a Ishtar en la antigua Mesopotamia o a Hator en Egipto, y la homosexualidad y el sexo lascivo reflejaban sin ningún tipo de remilgo una forma de entender la jodienda desligada del aspecto reproductivo.
Dionisio y sus colegas de buen rollo. Universidad de Würzburg Museo Martin von Wagner.
Está claro que los griegos siempre han sido unos avanzados a su tiempo y además de dar al mundo la democracia y el yogur idem, también innovaron con sus grandes festivales religiosos que, por un lado celebraban la unidad del estado, y por otro relajaban la frustración colectiva a través de la bebida, el baile y, por supuesto, el sexo en honor al dios del vino y de las orgías Dionisio, conocido en Roma como Baco.
“Copa Warren” y tan Warren. Museo Kerameikos, Atenas.
Y aunque el falo era el símbolo sexual por excelencia, a partir del siglo IV a. C el nudismo femenino comenzó a desarrollarse con las representaciones de Afrodita como demuestra la escultura ejecutada por Praxíteles que podemos ver, OMG, en los Museos Vaticanos.
Afrodita haciendo como se le cae la toalla
Pero, tal vez hablar de pornografía en el mundo clásico no sea lo más acertado porque, según apuntan los expertos, la mayoría de las imágenes sexuales no tenían un significado obsceno si no que representaban de forma natural las escenas sexuales de las que sus practicantes estaban orgullosos, un sexo abierto que formaba parte de la vida y que contrasta la oscuridad que comenzó con el inicio de la Edad Media.
Ya sabemos de donde se sacaron Romina y Al Bano lo de “Felicita”
En Occidente son muy raros los ejemplos de imágenes sexuales desenfrenadas antes del mundo clásico. Aunque algún ejemplo sí que podemos encontrar, como la gran figura fálica de Cerne Abbas, el dios celta Cernunnos, grabada y pintada en una colina sobre la cual parece que se llevaban a cabo ritos orgiásticos.
Cernnunos y sus dos garrotes
Mientras tanto, en el Oriente Próximo, parece que sí que les iba la marcha y representaron antes que en Grecia y Roma las destrezas del arte amatorio en tablillas de arcilla, como las mesopotámicas datadas nada más y nada menos que dos mil años antes de Cristo. Aquí la gran protagonista del follisqueo era Ishtar, la peligrosa diosa del amor y protectora de las prostitutas en cuyo honor se representaron todo tipo de actividades sexuales.
Isthar, sus garras y sus pechotes
Y es que los babilonios tenían una visión cultural positiva del sexo, hecho que queda demostrado además en la literatura, tanto sumeria como babilónica, y en sus abundantes relatos eróticos como ‘La Epopeya de Gilgamesh‘ que alaba el sexo como uno de los placeres carnales que los hombres (las mujeres ya tal) deben disfrutar durante su breve vida.
Mira a ver, que parece que se te ha caído un euro
Y de Mesopotamia nos vamos ahora a Egipto, y a sus ritos fálicos destinados a Isis y Osiris y a Hator, la diosa de los placeres corporales, de la alegría, de la risa y del éxtasis. Y aquí empieza la telenovela: parece que Hator se casó con Horus, quien a su vez fue concebido a través de Isis como hijo póstumo de Osiris mediante una mágica inseminación, motivo por el cual se representa al cadáver de Osiris con la tienda de campaña incorporada.
Osiris apuntando
Pero, sin duda, el que se lleva la palma en Egipto es el dios Ra que, atención, tomó a su puño por esposa. Vamos, que se la peló como un orangután. De la eyaculación de semejante manubrio nacieron Shu (el aire) y Tefnut (la humedad) quienes, a su vez, tuvieron 2 querubines: Geb (la Tierra) y Nut (el cielo). Pues bien, se conoce que Nut estaba tan obsesionada sexualmente con Geb que finalmente Shu se puso en medio con el objetivo de separarlos para los restos y Nut se quedó for ever alone.
El Papiro de Turín y sus doce posturas sexys
Por cierto que son los egipcios los que tienen el honor de registrar la que se considera como la primera “revista porno” de la Historia, ‘El papiro de Turín’, descubierto en 1824 en la ciudad de Deir-el Medina que incluye doce estampas de carácter obsceno y es más antiguo que el Kama Sutra. Y ya que nos ponemos, sepan ustedes que el Kama Sutra es un texto hindú escrito en sánscrito en el periodo Gupta que se desarrolló entre el 240 y el 550 d. C.
Seriedad, ante todo
Y aprovechando este salto en el tiempo volvamos ahora a la antigua Roma, donde abundan las alusiones a las lumis, que por lo general eran esclavas tal y como demuestra la Casa del Centenario de Pompeya y el Lupanar (vamos, el puticlub) cuyas pinturas en estuco ilustran diferentes escenas de coito.
Cuando tres no es multitud
En cualquier caso, a los romanos también les gustaba más el falo que a un tonto un lápiz, de forma que hasta crearon Titinnabulaes, campanas con forma de pene que sonaban para preservar del mal y representaron mingas en forma de bestia con patas, pene erecto y cola en forma de, adivinad, sí señor: polla.
Pollas con polla
Desafortunadamente con la caída del imperio Romano cayeron también las representaciones guarrindongas al llegar la Edad Media, y para la llegada del porno entendido como lo conocemos hoy en día hubo que esperar hasta la era victoriana, a los primeros daguerrotipos y fotos. El resto, es Historia, o limpieza de historial, según se mire.
Fuente: Publico.es
Atribución de la publicación original:
De: Historia y Arqueología
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Autor/Editor: Aníbal Clemente
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Fecha: September 01, 2017 at 07:38AM
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