En la campaña estival se exhumó un área de una extremada fertilidad arqueológica. Se ha logrado registrar un volumen elevado de fragmentos de cerámica protohistórica elaborada a mano o residuos vinculados con el laboreo del metal. Se reconoció un nivel de habitación y tránsito en el interior del castro, en el que se ha descubierto los cimientos de una posible cabaña, cuyo suelo base se ha logrado datar entre los siglos X a IX antes de Cristo (Edad del Bronce Final). La investigación se está centrando en la reconstrucción de las formas de vida cotidiana en la Edad del Hierro, por medio de objetos como las denominadas «piedras calientes». Se trata de pequeños cantos de río que se encuentran quemados y con restos de carbonilla. Se trata de las primeras evidencias de la cocina cántabra que permitía calentar líquidos en vasijas ignífugas.
Los vestigios de la muralla principal han seguido siendo objeto de análisis en esta actuación de campo desarrollada en el verano. Los esfuerzos se han dirigido a la fase primaria de la muralla, caracterizada por el modelo de 'muro gálico' y, con un mayor detalle, a la segunda fábrica o refacción del lienzo murario primigenio.
Al estilo romano
Las conclusiones han resultado sorprendentes. La construcción arquitectónica posee semejanzas formales con los modos y maneras de realización de fortificaciones de las legiones romanas. Sin embargo, el hallazgo de materiales indígenas en el interior del muro y, sobremanera, el resultado de una datación absoluta encuadrada entre el siglo II y la primera mitad del siglo I a. de C., inducen a identificar la muralla como una obra de la propia comunidad cántabra que habitó el castro.Estos datos arqueológicos ofrecidos por el asentamiento de El Cincho despiertan un elevado interés. Principalmente, porque se comprueba que las formas de castramentación cántabras (Hierro II) pueden poseer fórmulas de fortificación a la romana. Se abre una línea de investigación en la que se deberá constatar el grado de influencia o 'aculturación' proveniente de los focos mediterráneos y de la pujante república romana; así como, la importancia de estas en el desenlace la 'Guerras Cántabras'. Es muy posible, sostienen los investigadores, que lo cántabros conocieran de antemano a su contrario, habida cuenta de su larga trayectoria como tropas mercenarias al servicio o en contra de Roma.
El trabajo de campo ahora en fase de estudio y reflexión ha demostrado que la cumbre costera de El Cincho, como consecuencia de su inmejorable situación geográfica, ha servido de habitación a la población desde tiempos milenarios. No sólo, por la identificación de industria lítica del Paleolítico Inferior, sino por el registro de muestras materiales posiblemente enmarcadas en los primeros momentos de la sedentarización en el área central de la región cantábrica (final de Neolítico-Calcolítico). Una habitación y uso de la cima del monte que pervivirá durante milenios al menos hasta el cambio de era, y quizás más allá. Escasos son los lugares en los que se encuentra al aire libre una ocupación tan extensa en el tiempo.
La elevada riqueza cultural de este enclave costero amurallado, desde el que se tiene un amplio control del territorio, abre nuevas perspectivas para el conocimiento de las poblaciones prerromanas en la región, un periodo apenas conocido por la falta de proyectos de investigación con continuidad. Esta campaña en El Cincho ha contado con el patrocinio del Ayuntamiento de Santillana del Mar; el apoyo del CIMA y de la Consejería de Cultura.
Fuente: eldiariomontanes.es | 4 de noviembre de 2017
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