Todavía queda mucho por desenterrar y descubrir de la Barcelona romana. Una de las grandes incógnitas es saber dónde estaba el coliseo, donde tenían lugar los espectáculos deportivos y de lucha. Una extraña piedra en forma de anillo en una fachada de la calle de la Volta del Remei hizo pensar durante décadas que se había erigido en este lugar, entre las actuales calles de la Boqueria i Ferran, aunque investigaciones más recientes lo descartan y apuestan por otros lugares.
La curiosa piedra está incrustada en lo alto del edificio que se asienta sobre el arco que da nombre a la pequeña calle, desde donde es visible. En el siglo XVII, algunos estudiosos sugerían que la piedra sería un resto del circo romano, en concreto, una de las piezas que habrían sostenido los postes del velarium, un gran toldo que cubría parte de la arena del anfiteatro.
Además de la piedra, la existencia de una plaza llamada de las Arenas frente a lo que hoy es la iglesia de Sant Jaume hacía pensar también que era un recuerdo del antiguo circo. La plaza desapareció con la apertura de la calle Ferran.
El folclorista Joan Amades recoge asimismo la creencia que una pequeña puerta de medio punto actualmente tapiada bajo el arco de Volta del Remei habría sido la entrada del establo donde se guardaban las fieras utilizadas en los espectáculos. Si bien es cierto que sus dimensiones son inferiores a las de la altura de una persona, es también improbable que tuviera el citado uso.
Hoy, los historiadores descartan del todo que el anfiteatro romano se encontrara en este lugar y apuestan por una ubicación fuera de la muralla. Lo que sí parece cierto es que la antigua Barcino tuvo un coliseo, a raíz de las evidencias arqueológicas de que existió una intensa actividad de este tipo en la ciudad. De hecho, en la Barcelona romana vivió un verdadero campeón, Lucio Minicio Quadronio Vero, quien llegó a ser cónsul y está documentado que se proclamó vencedor de la carrera de carros en la Olimpiada del año 129 después de Jesucristo.
Actualmente existen diversas teorías. Una sitúa el coliseo donde hoy se levanta la basílica de Santa Maria del Mar, y la segunda donde se halla la iglesia del Pi. Ambas se sustentan, básicamente, en el trazado elíptico de algunas calles que rodean ambos templos. Los muros del anfiteatro se habrían aprovechado con posterioridad para levantar nuevos edificios, como ocurrió por ejemplo con las murallas. Así, parte de la forma del circo habría llegado hasta nuestro días en un proceso que se define como de fosilización urbana.
En el caso de Santa Maria del Mar, se añade la circunstancia de que antiguamente se la conocía como Santa Maria de les Arenes, lo que podría ser de nuevo un recuerdo del antiguo circo, y la hipótesis de que la actual calle de la Argenteria habría sido originariamente un camino de acceso al coliseo desde la puerta romana que se alzaba en lo que hoy es la plaza del Àngel. Por lo que se refiere al Pi, estudios basados en excavaciones bajo la iglesia indican que se habrían identificado lo que podrían ser estructuras empleadas en un edificio del tipo de un anfiteatro.
Atribución de la publicación original:
De: Historia y Arqueología
Publicación: http://www.historiayarqueologia.com/2018/01/tras-las-huellas-del-coliseo-de-barcino.html
Autor/Editor: El Rincón de Aníbal
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Fecha: January 22, 2018 at 02:13PM
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