Marcos García Diez es profesor e investigador de la Universidad Isabel I de Burgos. Sus áreas de investigación se centran en el origen del arte y de los lenguajes gráficos, en la definición de los territorios culturales de la Prehistoria a partir del arte, en la cronología del arte, y en la gestión y conservación de espacios subterráneos con arte prehistórico. Ha participado en trabajos de campo e investigación en España, Francia, Italia, Portugal y Timor.
En febrero de 2018, un estudio afirmaba que los primeros artistas del mundo fueron neandertales. El arte paleolítico más antiguo, hallado en cuevas españolas, era obra de nuestros primos extintos ibéricos hace 64.000 años. Hace unos días, un artículo de opinión en Science criticaba aquel trabajo. Ahora sus autores responden a las dudas en la misma revista y uno de ellos, Marcos García Díez, nos detalla sus argumentos.
Pared con motivos pintados en rojo en la cueva de La Pasiega (Cantabria). En el centro el signo escaleriforme compuesto por líneas horizontales y verticales fue trazado hace al menos 64.800 años.
La ecuación que se construyó hace más de un siglo era perfecta. El origen del arte rupestre, del lenguaje gráfico, tenía una antigüedad máxima de unos 42.000 años y su ejecución correspondía a poblaciones humanas de Homo sapiens. Es decir, nosotros, nuestra especie, construimos ese paradigma reservándonos la capacidad de construir lenguajes gráficos.
Este axioma, al que no se le requirió demostración alguna, hace casi un año se ha tambaleado. Un equipo internacional de físicos, geólogos, geocronólogos y arqueólogos, con una considerable representación española, lo hemos discutido con pruebas y datos científicos procedentes de una visión transdisciplinar de la ciencia y del conocimiento.
La aplicación de un método de datación con más de 40 años de desarrollo, las series del uranio, o U/Th, aportó casi veinte fechas en tres cuevas españolas (La Pasiega en Cantabria, Maltravieso en Cáceres y Ardales en Málaga), cuyos resultados concluyen que el arte rupestre paleolítico se inició al menos hace 65.000 años y que su ejecución correspondió a poblaciones humanas de Homo neanderthal.
En este punto cabe recordar que lo datado son formaciones de calcita que están en relación directa con las pinturas de las cuevas, por lo que las fechas ofrecen una edad anterior o posterior de la acción de pintar.
Estos resultados chocan frontalmente con el paradigma establecido en evolución humana. Pero también con una consideración filosófica y biológica que tenemos de nuestra especie.
Voces críticas
Podemos entender como normal que unas conclusiones científicas cuyos resultados rompen un límite sobrepasando una frontera del conocimiento establecido sean debatidos.
Se ha argumentado que las calcitas datadas no están relacionadas con pinturas en la cueva de Ardales, sino con depósitos de color rojo de origen natural (oxidaciones o formaciones biológicas). Pero los datos son concluyentes y justificados tanto por la historiografía y otras formas similares en otros conjuntos, como sobre todo por la arqueología experimental, que demuestra fehacientemente su ejecución antrópica. Es decir, datos empíricos y contrastados fundamentan el carácter humano.
También se ha puesto en solfa que el procedimiento de muestreo de las calcitas puede llevar a la confusión entre el carácter mínimo y máximo de la datación. Es decir, que hemos confundido cuándo la calcita estaba por encima de la pintura (fecha ante quem) o por debajo (fecha post quem). Creo que no es cuestionable la aplicación al caso concreto de estos adverbios (arriba y abajo).
El muestreo detallado y preciso, contrastado siempre al menos con seis ojos, y la observación detenida en el laboratorio de las muestras, hace caer por su propio peso la crítica. Más aun cuando se presentan a la comunidad científica fotos del proceso en la información suplementaria.
También se están cuestionado parte de los fundamentos básicos de la aplicación del método. Me refiero a las correcciones derivadas de posibles contaminaciones detríticas. Obviamente están pueden existir y existen, pero la mayor parte de las muestras analizadas presentan un bajo grado (en algunas insignificante) de contaminación y en el caso de algunas muestras se han aplicado los factores de corrección al uso utilizados por la comunidad científica.
Si queremos ser más restrictivos y forzar el factor de corrección (es decir, generar resultados más recientes), los datos siguen entrando plenamente en valores más allá de 42.000, es decir, correspondientes a momentos en que los Homo sapiens no había llegado a Europa y, en consecuencia, a no ser que se quiera criticar de un plumazo las ideas actuales sobre antropología, quienes estaban era solo humanos anatómicamente Homo neanderthal.
Por último, se puede producir un envejecimiento de las fechas por lo que se llama un “sistema abierto”. Pero la contrastación realizada lo niega rotundamente. Cada una de las calcitas fueron tomadas separadas y progresivamente, a fin de obtener el mayor número de dataciones de forma secuencial y contrastar la coherencia interna del proceso de formación de la calcita. Y así fue, por lo que argumentar esta problemática en este caso es más una cuestión de fe que de ciencia.
Resistencia al cambio
Continuamente nuestra sociedad se enfrenta a retos y desafíos que implican cambios tanto en la ciencia como en el conocimiento. Nos cuesta asumir ideas de nueva generación, pero más aún ideas que rompen con lo tradicional.
Cuestionar algunas bases de nuestro conocimiento no es ir en contra de nadie ni de nada, sino de plantearnos sobre qué base construimos nuestro pensamiento, la idea de nuestra sociedad y, más aún, de nosotros mismos. La crítica debe nacer de planteamientos sólidos y de datos contrastados, y no de campanas al vuelo, donde el debate parece hacerse en base a la resistencia al cambio.
Aceptar que nosotros, los Homo anatómicamente sapiens tenemos singularidades cognitivas respecto a otras especies humanas anteriores, hoy es un error. Al menos las poblaciones anatómicas de Homo neanderthal y Homo sapiens son plenamente humanos sapiens, humanos con una perfecta capacidad para construir lenguajes gráficos simbólicos.
La evidencia científica implica asumir que al menos hace 65.000 años nos comunicamos mediante símbolos y que estos se repitieron generación tras generación observando y transformando lo previo, y construyendo nuevas formas que hoy nos alteran cuando las vemos.
Fuente: SINC | 11 de octubre de 2018
La ecuación que se construyó hace más de un siglo era perfecta. El origen del arte rupestre, del lenguaje gráfico, tenía una antigüedad máxima de unos 42.000 años y su ejecución correspondía a poblaciones humanas de Homo sapiens. Es decir, nosotros, nuestra especie, construimos ese paradigma reservándonos la capacidad de construir lenguajes gráficos.
Este axioma, al que no se le requirió demostración alguna, hace casi un año se ha tambaleado. Un equipo internacional de físicos, geólogos, geocronólogos y arqueólogos, con una considerable representación española, lo hemos discutido con pruebas y datos científicos procedentes de una visión transdisciplinar de la ciencia y del conocimiento.
La aplicación de un método de datación con más de 40 años de desarrollo, las series del uranio, o U/Th, aportó casi veinte fechas en tres cuevas españolas (La Pasiega en Cantabria, Maltravieso en Cáceres y Ardales en Málaga), cuyos resultados concluyen que el arte rupestre paleolítico se inició al menos hace 65.000 años y que su ejecución correspondió a poblaciones humanas de Homo neanderthal.
En este punto cabe recordar que lo datado son formaciones de calcita que están en relación directa con las pinturas de las cuevas, por lo que las fechas ofrecen una edad anterior o posterior de la acción de pintar.
Estos resultados chocan frontalmente con el paradigma establecido en evolución humana. Pero también con una consideración filosófica y biológica que tenemos de nuestra especie.
Voces críticas
Podemos entender como normal que unas conclusiones científicas cuyos resultados rompen un límite sobrepasando una frontera del conocimiento establecido sean debatidos.
Se ha argumentado que las calcitas datadas no están relacionadas con pinturas en la cueva de Ardales, sino con depósitos de color rojo de origen natural (oxidaciones o formaciones biológicas). Pero los datos son concluyentes y justificados tanto por la historiografía y otras formas similares en otros conjuntos, como sobre todo por la arqueología experimental, que demuestra fehacientemente su ejecución antrópica. Es decir, datos empíricos y contrastados fundamentan el carácter humano.
También se ha puesto en solfa que el procedimiento de muestreo de las calcitas puede llevar a la confusión entre el carácter mínimo y máximo de la datación. Es decir, que hemos confundido cuándo la calcita estaba por encima de la pintura (fecha ante quem) o por debajo (fecha post quem). Creo que no es cuestionable la aplicación al caso concreto de estos adverbios (arriba y abajo).
El muestreo detallado y preciso, contrastado siempre al menos con seis ojos, y la observación detenida en el laboratorio de las muestras, hace caer por su propio peso la crítica. Más aun cuando se presentan a la comunidad científica fotos del proceso en la información suplementaria.
También se están cuestionado parte de los fundamentos básicos de la aplicación del método. Me refiero a las correcciones derivadas de posibles contaminaciones detríticas. Obviamente están pueden existir y existen, pero la mayor parte de las muestras analizadas presentan un bajo grado (en algunas insignificante) de contaminación y en el caso de algunas muestras se han aplicado los factores de corrección al uso utilizados por la comunidad científica.
Si queremos ser más restrictivos y forzar el factor de corrección (es decir, generar resultados más recientes), los datos siguen entrando plenamente en valores más allá de 42.000, es decir, correspondientes a momentos en que los Homo sapiens no había llegado a Europa y, en consecuencia, a no ser que se quiera criticar de un plumazo las ideas actuales sobre antropología, quienes estaban era solo humanos anatómicamente Homo neanderthal.
Por último, se puede producir un envejecimiento de las fechas por lo que se llama un “sistema abierto”. Pero la contrastación realizada lo niega rotundamente. Cada una de las calcitas fueron tomadas separadas y progresivamente, a fin de obtener el mayor número de dataciones de forma secuencial y contrastar la coherencia interna del proceso de formación de la calcita. Y así fue, por lo que argumentar esta problemática en este caso es más una cuestión de fe que de ciencia.
Resistencia al cambio
Continuamente nuestra sociedad se enfrenta a retos y desafíos que implican cambios tanto en la ciencia como en el conocimiento. Nos cuesta asumir ideas de nueva generación, pero más aún ideas que rompen con lo tradicional.
Cuestionar algunas bases de nuestro conocimiento no es ir en contra de nadie ni de nada, sino de plantearnos sobre qué base construimos nuestro pensamiento, la idea de nuestra sociedad y, más aún, de nosotros mismos. La crítica debe nacer de planteamientos sólidos y de datos contrastados, y no de campanas al vuelo, donde el debate parece hacerse en base a la resistencia al cambio.
Aceptar que nosotros, los Homo anatómicamente sapiens tenemos singularidades cognitivas respecto a otras especies humanas anteriores, hoy es un error. Al menos las poblaciones anatómicas de Homo neanderthal y Homo sapiens son plenamente humanos sapiens, humanos con una perfecta capacidad para construir lenguajes gráficos simbólicos.
La evidencia científica implica asumir que al menos hace 65.000 años nos comunicamos mediante símbolos y que estos se repitieron generación tras generación observando y transformando lo previo, y construyendo nuevas formas que hoy nos alteran cuando las vemos.
Fuente: SINC | 11 de octubre de 2018
Negar que las pinturas más antiguas del mundo son neandertales es un disparate
El arte de las cuevas de Ardales (Málaga), Maltravieso (Cáceres) y La Pasiega (Cantabria) tiene, por lo menos, 65.000 años, por lo que negar que esas pinturas son las más antiguas del mundo y fueron hechas por neandertales "es un disparate que carece de todo fundamento".
Así lo ha explicado a Efe el investigador de la Universidad de Barcelona y del ICREA, Joao Zilhão (izquierda), coautor de un estudio publicado el pasado febrero en la revista Science que desvelaba que, de acuerdo con las dataciones hechas en las tres cuevas, las pinturas fueron hechas por neandertales.
Las dataciones, lideradas por D.L. Hoffmann del Instituto Max Plank de Alemania, fueron realizadas con el método Uranio-Torio, que mide el tiempo tomando como base la desintegración radiactiva del uranio de las costras de calcita asociadas a las pinturas.
El método permitió a los científicos certificar que las pinturas de estas cuevas tenían una antigüedad insospechada en los orígenes de la actividad artística en el género humano.
En concreto, determinaron que una mano pintada en negativo en Maltravieso fue realizada al menos hace 66.700 años, que una formación de calcita fue cubierta de pintura hace al menos 65.500 años en la gruta de Ardales, y que un signo lineal con forma de escalera de la caverna de La Pasiega tiene cerca de 64.800 años.
El hombre moderno no llegó a Europa hasta hace unos 40.000 años, por tanto, el arte de las tres cuevas es neandertal.
Sin embargo, el pasado 21 de septiembre, Science publicaba un comentario que ponía en cuestión la antigüedad de las pinturas y proponía "poner en cuarentena las fechas a la espera de que estudios más profundos" aclarasen la autoría.
Hoy, Science publica una respuesta a este comentario que "zanja el debate y demuestra que las críticas no tienen fundamento", explica João Zilhão a Efe.
Sobre La Pasiega, detalla Zilhão, el comentario sostiene en primer lugar que las fechas no son exactas porque tienen una incertidumbre importante. Pero esto es perfectamente lógico y normal en arqueología y en paleontología, disciplinas en las que toda datación siempre viene asociada a un margen de error.
"Cuando hablamos de un rango de entre 65.000 y 85.000 años, eso significa que la edad exacta está dentro de ese intervalo y, por lo tanto, es con toda seguridad de por lo menos 65.000 años". Confundir margen de error con resultado cuestionable es una equivocación grave, advierte.
En segundo lugar, continúa el arqueólogo, la crítica olvida que, aun descartando ese resultado de 65.000 años, tomado de una muestra de calcita directamente sobre el pigmento, otra muestra de la calcita más reciente formada sobre la misma pintura da una edad mínima de 54.000 años. Aun si sólo aceptamos esta última "en ningún caso cambia la autoría porque hace 54.000 años solo había neandertales", subraya.
Por último, el comentario plantea como tercer argumento que, en realidad, las tres muestras de calcita tomadas sobre la pintura de La Pasiega deben de tener la misma edad porque, a pesar de su datación ser distinta, vienen todas de una misma concreción de calcita, y esta es del tipo coliflor, que se formaría muy rápidamente.
"Pero esto no lo demuestran, sino que lo asumen, lo que es un error básico y elemental. De hecho, las decenas de resultados que hemos obtenido a lo largo de una década en 40 cuevas de cuatro países demuestran lo contrario; las concreciones de tipo coliflor se desarrollan a lo largo de períodos de tiempo muy alargados".
"En lo que concierne a Maltravieso y Ardales, las críticas son aún más burdas". Concluye el arqueólogo portugués: "la crítica contiene errores garrafales, se equivoca de la primera a la última palabra y carece de base científica".
Fuente: eldiario.es| 11 de octubre de 2018
Atribución de la publicación original:
De: Historia y Arqueología
Publicación: http://www.historiayarqueologia.com/2018/10/de-neandertales-y-sapiens-se-aviva-el.html
Autor/Editor: El Diario de Aníbal
URL: http://www.historiayarqueologia.com/
Términos de búsqueda: Arqueologos, Curiosidades, Asombroso, Ciencia, Impresionante
Fecha: October 13, 2018 at 12:04PM
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